PLUMERO DE LA PAMPA EN VALDEMORO
Valdemoro,24 de enero de 2024
Llevamos varios meses haciendo seguimiento a una planta ornamental de gran capacidad invasora: el plumero de la Pampa. Esta herbácea perenne está considerada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como una de las cien especies invasoras más peligrosas, estando incluida en el Catalogo Español de Especies Exóticas Invasoras desde que se creara hace algo más de una década.
No sólo tiene una alta capacidad de alterar las áreas donde se instala, afectando muy negativamente a la biodiversidad, sino que su polen provoca reacciones en personas alérgicas a las gramíneas. Cada penacho o inflorescencia de Cortaderia selloana, su nombre científico, produce hasta 100.000 semillas, y si tenemos en cuenta que cada planta desarrolla una media de diez penachos por año, podemos hacernos idea de su formidable potencial de propagación. En el centro peninsular su expansión no es comparable a la experimentada en numerosas provincias de los litorales cantábrico y mediterráneo, pero las administraciones no deberían descuidar el control de sus poblaciones.
Aprovecha como vectores para expandirse corredores artificiales como los que suponen autovías y carreteras. Hemos detectado ejemplares aislados en la M-50, en tramos comprendidos entre la A4 y la autovía de Valencia, que podrían dar origen a una indeseable invasión del Parque Regional del Sureste. Y es que el colmo del despropósito fue el protagonizado por imprudentes planificadores y paisajistas, que recurrieron al plumero para embellecer taludes y medianas de algunas autovías como las de Madrid a Barcelona, la de León a Burgos, varias de Canarias, así como las principales de Mallorca.
Pese a no presentar densidades en principio alarmantes, el plumero de la Pampa está ampliamente distribuido en Valdemoro. Así, destaca su presencia en el parque Tierno Galván, en los lagos del Restón o en el ajardinamiento cercano a la calle Seseña. Veremos igualmente plumeros junto al Lavadero, en la Escuela Municipal de Música, en el colegio Juncarejo, frente al cementerio o en el rocódromo del Caracol. Y así, suma y sigue, un incesante rosario de ejemplares que demanda ya un estricto control por parte de la Concejalía de Medio Ambiente.
